Tiempo de urgencias, hora de urgencias

Pacto, liderazgo y urgencia.

Urgencia, liderazgo y compromiso.

Este país da la sensación en muchas ocasiones de construirse al revés. Así, mientras en los últimos años se han invertido cantidades ingentes de recursos en proyectos faraónicos de dudosa rentabilidad pública, cuestiones básicas para garantizar la calidad de vida de los ciudadanos y el propio desarrollo socioeconómico del país, quedan aparcadas o enredadas en un marasmo de complicaciones políticas o burocráticas.

El caso de las basuras es uno de los más sintomáticos de este proceder. Después de más de 10 años de gobiernos conservadores, tras distintos planes de residuos aún no hay atisbo de solución definitiva y, por tanto, sostenible a un problema que hipoteca nuestro futuro. Si la demagogia nunca es buena consejera, en esta cuestión es una grave irresponsabilidad de quienes huyen vendiendo humo o se refugian sin comprometerse. El reto exige, en mi opinión, al menos tres condiciones: el pacto, un liderazgo sustentado en la prioridad y la consecuente disponibilidad financiera.

El consenso es absolutamente necesario para lograr en todo el territorio la suficiente estabilidad y evitar la guerra de la basura que surge por doquier cuando se plantea la instalación de una planta en un municipio. Los acuerdos han de estar cimentados en el diálogo territorial y las tecnologías que aseguren la vía más ecológica, la opción más responsable con el medio ambiente a las que tengamos acceso.

Pero sobre todo hay que tener la convicción de la prioridad política del problema. Y durante diez años se ha estado dando tumbos cuando no la espalda entre las distintas administraciones dirigidas por el PP sin capacidad ni eficacia ni recursos para solventar el destino cotidiano de millones de toneladas que kilo a kilo cada uno de nosotros vamos produciendo. La solución era para ayer. Pasado mañana será demasiado tarde.