Agenda 2007

En el día de las buenas intenciones, en el pesado día de volver a la cotidianedad, nos desayunamos con la resaca de las malas noticias de un buen año que al final los terroristas se encargaron de teñirlo de sangre, de destrucción, de desesperanza.

En el bar de un amigo en el día de l’home dels nassos, una vieja tradición festiva que con cierto aire burlón nos alegraba la vida del último día en aquellos años de menos juguetes y más imaginación, leí con congoja la inscripción que reza: “Hoy ha salido un gran día, seguro que viene algún imbécil y lo jode”. Así había sido.

Se necesita ser malvado para romper una tregua precisamente en el tiempo más propicio para darse un respiro por la paz. Han pasado dos semanas y parece que la losa del atentado terrorista haya proyectado toda la desesperanza sobre una sociedad que, por lo demás, goza de los mejores indicadores económicos y sociales de la historia.

Ni antes –cuando el proceso para el fin del terrorismo era posible- ni ahora cuando los terroristas han abortado un nuevo intento por finiquitar la violencia, el terrorismo no tiene derecho a monopolizar la agenda de un país dispuesto a ganar todos los retos de este principio de siglo.

Sin embargo, acabar con la violencia terrorista etarra es una prioridad indiscutible. Lo es por razones obvias, éticas y también de desarrollo económico, social, de las libertades.

La irrupción de la violencia nos remite al miedo, al silencio y nos devuelve a la caverna donde habita la oscuridad de quien no es capaz de defender a cara descubierta sus posiciones. Lo peor es que su maléfica presencia invade las relaciones de todos, los estados de ánimo, la suciedad de sus métodos.

Estamos ante un nuevo inicio de la operación que la democracia lleva impulsando desde su advenimiento. ETA ha ido perdiendo batallas constantemente porque nosotros los demócratas, tenemos la razón de nuestra parte. Es tan nítido, tan claro que perderse en discusiones de corto alcance, de balances electorales, de estrategias partidarias es fútil políticamente, es humanamente execrable.

Por ello si sabemos lo que queremos, la agenda de 2007 no puede estar teñida de irreconciliables posiciones, de un pesimismo feroz tan alejado de la verdad de la vida de nuestras calles.

Esta mañana el presidente del gobierno ha citado al líder de la oposición en una reunión de urgencia. Los ciudadanos esperamos unidad y cohesión que darán el mensaje de fortaleza necesario al mundo que circunda a los terroristas. También esta mañana Otegui comparecerá ante los medios para leer un comunicado. No sé qué va decir, qué puede decir. En cualquier caso su tiempo también se acaba.

ETA que en sus postulados dice defender a los trabajadores –ridículo cinismo-, esta vez han matado a dos trabajadores ecuatorianos. Dos emigrantes que aspiraban a la independencia simple y llanamente de su vida.

Buenos días.