Debates pertinentes

Entre tanto debate fatuo a veces la vida emerge en las portadas de los medios y las cosas que ocupan y preocupan a los humanos encuentran su aposento en la primera línea de la agenda política.

La lucha contra el alcoholismo juvenil, la batalla contra la anorexia o el informe sobre el acoso en la escuela han formado parte esta semana de ese género de temas que más nos deberían inquietar.

El alcohol es el incentivo del fin de semana para demasiados adolescentes que agrava su efecto mezclado con otro tipo de drogas. La verdad es que el consumo de alcohol está incrustado en los hábitos de esta sociedad hasta el punto que no hay una percepción excesivamente negativa, incluso, cuando se cometen excesos y todo forma parte de una especie de rito de iniciación.

El problema es que el alcohol consumido a estas edades tempranas es según los médicos extraordinariamente dañino para jóvenes cuerpos que están creciendo. También lo es para el desarrollo cerebral y para el comportamiento anímico o el rendimiento académico. No crean que están en la homilía de los domingo, sino ante la desnuda realidad de hechos de los que nos podemos enajenar tomando una copa y pensando que siempre ha sido así y tal y tal...

La decisión del gobierno prohibiendo el consumo y venta de alcohol a los adolescentes incorporando medidas disciplinarias y preventivas podrá parecer voluntarista pero todo es mejor que permanecer impasible ante el estado de la cuestión.

Una educación en valores cívicos compartidos ha de proporcionar munición argumental al conjunto de la familia para fortalecer individuos no contangiados por la desidia de no construir personas.

Beber no es vivir, vivir es otra cosa, más guay. De verdad.

Hablamos de la dictadura de los estereotipos convencionales como los que promueven la estremada delgadez como un ejemplo ideal a imitar.

Las condiciones de la pasarela Cibeles marcando unos límites para no promover modelos casi inalcanzables ha sido una posición valiente frente a las directrices de un mercado insacialble. La norma también tendrá sus límites pero ¿no será mejor advertir de las consecuencias de la desnutrición que promover la anorexia?

Londres ya ha dicho que no seguirá los pasos de Madrid mientras muchos ámbitos de la moda internacional han aplaudido la iniciativa. Los responsables de la moda británicos argumentan técnicamente respecto a la presentación de vestidos en modelos casi esqueléticas pero el sufrimiento que provoca la emulación de esos prototipos merece quizás una mirada más comprometida.

¿Qué pasa en las aulas? La publicación del estudio sobre el acoso que sufren miles de estudiantes en nuestro país nos relata un submundo de torturas, de vejaciones, de agresiones que dejarán huellas imborrables en adolescentes que han cometido el terrible delito de ser diferentes, racial o físicamente o, simplemente, no caer bien a pequeños imitadores de neofascistas que lo son aunque a veces ni lo sepan.

Seguro que usted recordarà algún episodio de esta naturaleza de su época escolar. Es más, si su recorrido vital ya cuenta con varias décadas, constarà que ésta no es una nueva patología social.

Cuando llegabas al colegio mayor, o por aquí también en el menor, una pandilla de veteranos apagaba su hoguera de frustraciones infrigiendo las populares novatadas que en la mayoría de las ocasiones excedían ampliamente una broma tolerable.

Guardo en la memoria el grito desencajado de un jóven de Córdoba cuando de madrugada le sacaron de la habitación y simularon arrojarle al vacío desde la terraza. Antes le habían obligado a desfilar desnudo. Antes le hicieron bajar a un fotomatón y fotografiarse el culo. Después bajó de la terraza. Caía la noche en Madrid y él se fue llorando a la estación. Jamás volví a verle.

Leer los datos del estudio sobre violencia en las aulas nos reproduce los viejos fantasmas y los porqués apuntan directamente al contingente ético de los seres humanos.

¿Cómo alguien puede disfrutar con el sufrimiento ajeno?

Ha empezado el curso y la lista de deberes es amplia para padres, alumnos y profesores. Al final entre casa y la escuela deebemos situar en el mundo buena gente. Lo demás se os dará por añadidura.

Buena semana.

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