Más que un gesto.

La política no es sólo un mal necesario, es la propuesta común, la ambición por alcanzar una sociedad mejor. Obviamente hablo de la política democrática, la política de las ideas, la política escrita con mayúsculas.

Pero también están las minúsculas. La práctica política no es mejor ni peor que la sociedad que la ampara aunque en muchas ocasiones se trasparenta más crudamente la lucha por el poder en un escenario de múltiples intereses.

En este submundo donde casi nada pasa por casualidad, esta semana hemos vivido la dimisión del secretario general del PSPV-PSOE. Un gesto de dignidad, de coraje poco común en estos lugares donde algún imputado campa con el mando y ordeno como si no pasara nada.

Es cierto que la derrota tiene pocos padres y la soledad se percibe cuando el enjambre de pelotas cambia de panel y se difumina el aprecio de conveniencia. Es así, como la vida misma.

Perder una elección no es una deshonra. Los ciudadanos deciden entre distintas opciones y eligen lo que consideran más adecuada pero para perder hay que llegar ahí, hay que dar la cara, hay que esforzarse.

Si un partido no acierta con una propuesta política o con un cartel debe analizar las causas para finalmente propiciar los cambios que sitúen la opción en una mejor posición.

Perder no es indigno, aprovecharse para el uso personal de la política, sí.

En este caso no había acusación sólo insinuación.

El cáncer de la política es la corrupción. Por eso, el blindaje a través de la transparencia es el mejor antídoto y, por supuesto, el control a través de los medios de comunicación y la fiscalización parlamentaria.

Los medios tienen un papel fundamental en el adecuado funcionamiento del sistema. Sin embargo, tampoco es creíble la pureza del papel de justiciero universal y es cierto que los entornos empresariales influyen en la dimensión del altavoz.

La solución no es matar al mensajero pero tampoco avalar el endiosamiento de quien se cree dueño y señor de la única verdad y ejecutor de su divina providencia.

Pla dimite para no perjudicar a su partido sin ninguna denuncia formal, sin estar imputado. ¿Cómo quedan ahora estos personajes como Fabra imputados por varios delitos, inmersos en diversos procedimientos por delitos contra la administración pública?

Todos los políticos no son iguales. Quizás ésa es la mejor lección de Ignasi Pla que con su actitud pone en evidencia a quienes se parapetan en sus cargos públicos para proteger sus intereses personales. Más que un gesto.


Y ADEMÁS

Una de cal y una de arena. La entereza de Pascual Maragall confesando padecer Alzheimer y su coraje por emprender el último tramo de la vida con la ilusión por colaborar en la superación de la enfermedad es más que un gesto.

Dice Maragall que en ningún lugar está escrito que no se pueda vencer esta maligna enfermedad degenerativa. Su osadía en los grandes retos políticos, la traslada a su última gran aventura. Para quienes le queremos más allá de cualquier diferencia política, nos produce emoción ver como se enaltece el hombre que emerge para abrir una nueva ventana de esperanza y dignidad a miles de compañeros de enfermedad.

Y en otra onda, las declaraciones de ayer de Rajoy en Mallorca menospreciando la acción contra el cambio climático.

La ciencia es un ejercicio constante de hipótesis mediante ensayos y múltiples técnicas que diariamente hacen avanzar la investigación.

La lucha contra el cambio climático es una urgencia instada por Naciones Unidas, compartida por todos los países ante pruebas evidentes, ante unas circunstancias científicamente contrastadas. Frivolizar esta cuestión sólo pertenece al ámbito de la irresponsabilidad. Rajoy quiso ayer hacer una gracia a los empresarios lanzando señales de ligereza medioambiental. Deslizar la congelación del goteo de creciente conciencia a favor del medio ambiente, no es sólo una inconsciencia, es un inmenso error.

Y a los empresarios la demagogia tampoco les gusta.

Más que un gesto irresponsable, señor Rajoy.


Buena semana y buena suerte.

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