Un estatuto a medio gas.

El viernes 25 de abril celebramos el segundo aniversario de la Reforma del Estatuto con un balance alejado de los propósitos que los grupos parlamentarios nos hicimos en las primeras reuniones de la Ponencia y de la Comisión de Estudio para la reforma.

Los socialistas valencianos creímos en el proceso de actualización estatutaria porque creemos en la Comunidad y queríamos hace dos años y queremos ahora, una Comunidad moderna próspera, socialmente adelantada impulsada por un autogobierno potente y decisivo.

En aquellos momentos, el PSPV-PSOE puso por encima de todo el interés de los valencianos y valencianas, asumimos numerosas críticas y renunciamos a cualquier ventaja particular, porque para nosotros, lo que estaba en juego era la posibilidad de ampliar el autogobierno, democratizar las instituciones y fortalecernos territorialmente como Autonomía.

En los trabajos de la Ponencia el Grupo parlamentario Socialista introdujo, entre otras cosas, la agenda social y todo un conjunto de aportaciones para mejorar la vida de los valencianos y valencianas porque nuestro proyecto para esta Autonomía va más allá de la coyuntura cotidiana del partidismo.

Dos años después podemos decir que la aplicación de nuestra principal norma como pueblo valenciano está prácticamente paralizada y su aplicación es absolutamente decepcionante tanto, por el nulo impulso que desde el Consell se hace; como, por el decepcionante desarrollo legislativo que desde las Cortes Valencianas impone el Grupo parlamentario Popular. La aplicación y desarrollo de nuestro Estatuto apenas llega al 1% de sus posibilidades, una circunstancia que no es sino producto de la apatía con que el presidente del Consell dirige su gobierno.

Cuando estas Cortes finalizaron la tramitación legislativa del Estatuto, Camps frenó un desarrollo normativo que contempla más de 20 leyes, algunas se han tramitado, las más inocuas. Sin el concurso del resto de grupos parlamentarios y con la aplicación del rodillo, tenemos, por ejemplo la reforma del Reglamento de las Cortes, el único Reglamento parlamentario de toda España aprobado sin unanimidad y sólo con los votos del grupo que sustenta al gobierno. Inaudito. O la modificación de la Ley del Consell aprobada por lectura única y cuyo único objetivo era que Camps acumulase más poder en la administración autonómica sin que la oposición pudiese enmendar con sus aportaciones la regulación de está alta institución de la Generalitat. Iniciativas de mi grupo como la Ley de Renta Básica de Ciudadanía o el Consell Valencià del Audiovisual no corrieron mejor suerte.

En esta legislatura nada ha cambiado y recientemente han despreciado nuestra ley de Creación del Fondo de Cooperación Municipal, un mandato estatuario para garantizar a los Ayuntamientos seguridad financiera, ni siquiera ha merecido la toma en consideración para iniciar el trámite de esta ley que es vital para el buen funcionamiento de los entes locales y evitar el reparto clientelar y partidista que hace el PP. Gracias al PP continuaremos siendo la única Autonomía de todo el país que no tiene este Fondo.

Ciertamente, a estas alturas tenemos un subdesarrollo estatutario que no hace sino debilitarnos en el conjunto del poder autonómico territorial, mientras, Camps prefiere envolverse con la bandera del valencianismo más retrógrado y caciquil, que hunde sus raíces en el regionalismo del siglo XIX, para instalarse en el peor discurso incendiario del victimismo partidario e irresponsable.

A estas alturas, Camps no quiere saber nada de crear la Agencia Tributaria, ni el Consejo de Justicia, ni desarrollar el Título octavo en materia de Administración Local, ni con aplicar lo previsto en materia institucional sobre nuestras relaciones con la Unión Europea, ni con las otras Comunidades Autonómicas; ni qué decir tiene de asumir más competencias como las que figuran en el Título cuarto y que nos sitúan al más alto nivel competencial, en esta materia sólo conocemos la renovación que el Consell hizo hace unas semanas de los representantes en la Comisión Mixta de Transferencias, pero desconocemos si activarán la comisión, si tienen calendario para fijar la asunción de competencias y cuales piensan asumir.

Dos años después constatamos con tristeza que aquello que para nosotros era ambición de país, para el señor Camps y para el PP era sólo una oportunidad de notoriedad y de posicionamiento táctico en un debate, el de conseguir más poder autonómico, que al PP jamás le ha interesado.

Sin embargo y a pesar de todo, dos años después los socialistas continuamos comprometidos con el Estatut, porque ser autonomistas está en nuestra vocación política y no vamos a permitir que nadie disuelva las oportunidades que para los valencianos significa la total aplicación de la norma que nos ha consagrado Nacionalidad Histórica. Los socialistas queremos hacer política con el Estatut porque estamos obligados y comprometidos con su máximo rendimiento social e institucional.

Dos años después el Estatuto al 1% de sus posibilidades

1 comentarios:

    On 26 de mayo de 2008, 19:38 Anónimo dijo...

    Vergüenza me daría a mí, encima, vacilar de Estatuto, con lo que habéis hecho... ¿Dónde están las competencias económicas? Ah, y por cierto, menudo ridículo tener que escuchar al señor Maluenda defendiendo el "idioma valencià" repetido mil veces en el Estatut y ustedes sin decir ni mu. En fin, que me expliquen en qué cedieron los del PP en la negociación del Estatuto...