Educación para ser libres

Esta semana las familias se han dado el verdadero baño de vuelta a la realidad cotidiana con el aterrizaje escolar. El viernes será el turno de los institutos y un poco más tarde la universidad pero ésa ya es harina de otro costal.

La educación es un pilar básico del estado del bienestar. Desde que a mediados de los años ochenta se logró la universalización de la educación y tras la aprobación de la LOGSE quedó garantizado el acceso público y gratuito hasta los 16 años, se ha avanzado indudablemente pero es cierto que el debate sobre el fracaso escolar y la calidad del sistema están en el epicentro del debate.

La nueva ley marco aprobada por el Congreso de los Diputados pretende dar cobertura a la mejora de la enseñanza tanto en el nivel de conocimientos como en la realización de las capacidades de las personas, en la formación integral que no consiste en un simple almacenaje en la memoria.

No puedo llegar a entender la cruzada emprendida por los sectores más ultras contra la educación para la ciudadanía. Aprender a convivir es más que una asignatura, es una manera de entender la vida entre distintos, es el antídoto contra las enfermedades sociales que derivan en xenofobia. Es el respeto, la tolerancia con aquellos que piensan diferente, que sienten de otra manera, que rezan otros credos.

Saberse miembro de una sociedad con tus derechos y tus deberes no es un viaje fácil y no se puede adquirir sólo en la escuela pero desde luego, no puede estar ajena quien es el primer escenario de socialización. Sin doctrinas cerradas, con tantas preguntas como respuestas, la nueva asignatura debe servir para ayudar a formar seres críticos capaces de interpretar la realidad y tomar libremente sus opciones.

El gobierno valenciano ha decidido aplazar su puesta en marcha para el año que viene. Es una lástima que una vez más, Camps ponga al servicio de Rajoy y de su estrategia electoral la institución de todos los valencianos por encima de los intereses generales y de la ambición colectiva de la convivencia.

Nuestra escuela obtiene un suspenso en fracaso escolar y aún tiene déficits graves en cuestiones como el aprendizaje de lenguas extranjeras y singularmente el inglés, o el impulso determinante en la implantación de las tecnologías de la información. En este ámbito es especialmente interesante la experiencia extremeña donde se evidencia la importancia de la voluntad política.

Aquí sólo dos cursos tendrán ayudas autonómicas para la adquisición de libros de texto y el itinerario de barracones puebla demasiadas improvisaciones.

La alianza entre profesores y familias en el marco de unas instituciones comprometidas es la vía porque la educación no es sólo misión de los maestros. Las familias y todas las administraciones no son precisamente convidados de piedra.

Hoy es 11 de septiembre. Diada en Catalunya tras un verano complicado entre apagones e infraestructuras colmatadas. El arco mediterráneo en su conjunto necesita más inversiones pero quienes ahora alzan su voz tanto desde el victimismo como desde la oposición institucionalizada, son corresponsables de las sombras de hoy.

Y cada 11 de septiembre no podemos olvidar la sangría que provocó hace ya 34 años el golpe de Pinochet. La historia está para estudiarla y superar las desazones no repitiendo esos errores que nacen de la incapacidad por hacer posible la convivencia.

Sí, hoy, es 11-S y el recuerdo del infierno en Manhattan deja en nuestro imaginario una huella imborrable. Seis años después, ¿el mundo es más seguro? ¿el mundo es más libre? ¿acaso más justo?. Las respuestas no son excesivamente reconfortantes. Demasiada incertidumbre, mucha desesperación y un timonel occidental desnortado.

Pisar las calles de Santiago nuevamente en libertad es hoy un halo de optimismo y de verificación que la historia la escriben para bien o para mal los hombres y las mujeres. Y la esperanza es lo último que se pierde aunque haya días marcados por la tragedia.

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