Presupuestos con mirada social.

El vicepresidente Solbes ha cumplido esta mañana con la tradición parlamentaria de presentar las cuentas públicas del Estado que los legisladores habrán de discutir y finalmente, con las aportaciones de los grupos, aprobar.
El proyecto de ley que presenta el gobierno responde a la visión progresista que se le supone. Más gasto social, mayor impulso a las infraestructuras para el desarrollo económico y una disminución de impuestos para quienes viven de una nómina.
Los presupuestos son la hora de la verdad en la acción política. El destino de los recursos fija el retrato de las prioridades de un gobierno.
Un primer repaso a los presupuestos generales del Estado nos subraya algunas cifras que pueden ilustrar la mirada social de las cuentas de todos. Así el aumento del 16’4 por ciento en educación e I+D+I, el 7’4 por ciento de crecimiento de las pensiones, el 16’5 por ciento de incremento de las pensiones más bajas, el 118 por ciento más para la dependencia y el 9’7 por ciento para políticas de vivienda.
Con estos presupuestos el gobierno de Zapatero cumple con los compromisos que se marcó al inicio de legislatura de subir un 26 por ciento las pensiones mínimas, duplicar la inversión en I+D+I y alcanzar el 5 por ciento del PIB en los fondos dedicados a la ayuda al desarrollo.
Y en el debate siempre presente de las inversiones territorial izadas, la Comunitat Valenciana es la autonomía que más aumenta, crecen un 30 por ciento las inversiones con lo que es difícil para el PP continuar parapetándose en el victimismo. Los conservadores han sido capaces de enmarcar un discurso en el que todo lo malo es culpa del gobierno de España y las ineficiencias de la Generalitat son sólo fruto de las dejaciones de lo demás.
Los números, sin embargo, dejan al descubierto la propaganda.
Ahora toca pedirle al señor Camps que empiece a gobernar la Comunitat y deje de utilizar la máxima institución de los valencianos como una oficina electoral de Rajoy.
Lo fundamental es que las instituciones surgidas de las elecciones y, por tanto, depositarias de toda la legitimidad, se dediquen a desarrollar sus programas y cooperen para garantizar la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Cada uno debe aceptar su responsabilidad y el autogobierno que tantos años costó conseguir es un verdadero poder democrático cuando establece su agenda, la desarrolla y la defiende con los hechos.
El victimismo del que tantas veces se ha acusado, no siempre sin razón, a los gobiernos de signo nacionalista ha sido el modelo empleado esta legislatura por el consell de Camps que ha justificado su inoperancia con la persecución desde el gobierno central.
Brecht ya sentenció hace años que al final no se puede engañar permanentemente a todos. El uso de la propaganda masiva no podrá evitar la verdad.

Y ADEMÁS
Y para acabar permítanme un breve comentario a un artículo insidioso que el presidente de la Diputación le dedicó ayer al portavoz socialista y alcalde de Benicàssim.
La política es debate y, por tanto, cualquier actor de este espacio ha de estar curado de espanto y es más, debe ser absolutamente sensible a cualquier crítica. Eso nunca lo entendió el articulista de ayer. Los fracasos sonoros de quien lleva dictando los destinos de esta provincia en la que según su propia verbigracia nada se mueve sin su visto bueno, no puede endosárselos a la oposición que cumple con su deber de ejercer la crítica y además en el caso de Francesc Colomer siempre con moderación y educadamente. Dos términos, dos valores desconocidos para el advenedizo articulista.
Es cierto como señala el articulista que Castellón es una provincia que aporta más de lo que recibe. Sólo dos acotaciones que olvida el insigne articulista. Una, que con el gobierno Aznar se profundizó en ése déficit histórico y otra, que Castellón contribuye más gracias a quienes con el fruto de su trabajo cumplen religiosa o agnósticamente con Hacienda.
Y ése no es su caso. Para su vergüenza y la de todos.

Buena semana y buena suerte.

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