Volver a empezar

Septiembre aparece como una estación término, muy lejana cuando se inicia el verano que con más o menos vacaciones, adormece la actividad, pone sordina a las polémicas habituales y agostea hasta en las páginas de los periódicos. Pero, al final, septiembre siempre llega y las carpetas pendientes siguen amenazantes donde se arrinconaron a la espera de ese calendario que ya llegó.

Y en el aterrizaje conviene atinar las señales del momento. La desaleración del sector de la construcción, los preocupantes síntomas en el parón turístico, la lentitud insoportable de la ejecución de las infraestrucutursas o la imperturbable incapacidad de la Generalitat en cumplir sus compromisos sociales son algunos de los apuntes que a vuela pluma sobrevuelan el escenario.

El dossier económico continúa en España con unos parámetros positivos pero no es menos cierto que en la Comunitat cada día se observan con mayor visibilidad algunas debilidades en la creación de empleo, en el crecimiento industrial, y el sector inmobiliario en un impasse considerable. No se trata de derivarse en el catastrofismo que el PP infunde cuando no gobierna, pero sí que es pertinente la reflexión y la puesta en marcha de políticas activas para hacer frente a los indicios de cambio de ciclo.

En lo social, estos primeros cien días desde que ganó el partido popular no pueden ser más decepcionntes. Como no podía ser de otra manera, si somos la última comunidad autónoma en plazas de residencias geriátricas, en centros de día, en asistencia domiciliaria, pues somos también en farolillo rojo en la aplicación de la ley de la dependencia que este año debe otorgar sus derechos a los dependientes más agudos. Sin recursos, sin capacidad de respuesta, las valoraciones se hacen con cuentagotas –donde se hacen- y no hay manera de que los valencianos en estado de máxima dependencia puedan acceder a sus derechos.

Y la promesa de los libros de texto gratuitos va para largo. Camps prometió que este curso, el que ahora empieza, todos los niños tendrían los libros escolares gratuitamente. En el apartado de los hechos, sólo serán dos cursos y el cheque entregado no cubre la totalidad del gasto. A ese paso serán necesarias varias legislaturas para que Camps cumpla con lo prometido y para poder conseguir lo que otras comunidades como Castilla la Mancha o Aragón ya hace años que han puesto en marcha.

Y en el paisaje tras el verano, nos encontramos con la tristeza que siempre traen consigo los incendios forestales. Esta semana hemos visto como miles de hectáreas de l’Alcalatén se quemaban y con el fuego desaparecían huellas de la memoria de generaciones de personas enraizadas en un territorio de una belleza intensa.

Se hiela el alma cuando te parece oír a lo lejos el canto de los peregrinos de Les Useres y ante los ojos desesperanzados de quienes han luchado por lo suyo, ves la negritud de lo que ayer y siempre fue verde.

Cuando gana la desertificación siempre pierde el hombre, la vida. Aunque en realidad, empezó a perder cuando el espacio rural quedó diezmado y el éxodo hacia las ciudades fue masivo y el monte quedó al margen de cualquier uso y las masías sin habitantes.

La preservación de la naturaleza en nuestro territorio no se puede entender sin las personas. Las actuales políticas de prevención no son suficientes. Ya se sabe que los incendios se apagan en invierno con acciones silvícolas, con mejores aprovechamientos forestales y con un mayor compromiso en el desarrollo rural.

Estos días el olor a quemado ha recorrido el espíritu de miles de personas que dejaban de ver parte de su imaginario y no sólo cabe la tristeza. La política debe dar respuestas.

Volver a empezar pero no como si no hubiera pasado nada.

Buena semana.

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